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Crítica Black Adam

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Tras una larga espera desde que escuchamos hablar del proyecto por primera vez y después de muchas promesas, Black Adam se ha estrenado finalmente en cines este pasado 21 de octubre. Ha sido un camino largo durante el cual el Universo Extendido de DC ha atravesado una época de incerteza en la que parecía que nadie dentro de la compañía tenía muy claro el rumbo a tomar ni qué hacer con los personajes de la editorial. Proyectos recientes como el Escuadrón Suicida de James Gunn o la versión de Zack Snyder de la Liga de la Justicia eran señal del potencial de estas historias, pero, al mismo tiempo, los sonados escándalos personales de Ezra Miller, así como las denuncias sobre el comportamiento de Joss Whedon durante las regrabaciones de la Liga de la Justicia y la aparente insistencia de los directivos de la compañía en desechar a personajes fundamentales de este universo como lo eran el Superman de Henry Cavill o el Batman de Ben Affleck, no hacían más que ensombrecer el futuro de DC en los cines. Ahora, tras la reciente adquisición de WarnerMedia por parte de Discovery y los subsiguientes cambios en las altas esferas de la compañía, parece que las cosas empiezan a tomar forma, a pesar de algunos movimientos a priori cuestionables como la sonada cancelación de la película de Batgirl.

No nos sorprende, pues, que las últimas declaraciones de los responsables detrás de Black Adam señalen a la película como un nuevo inicio para el universo cinematográfico de DC que debería servir como punto de partida para la ristra de proyectos ya anunciados de la compañía y para otros que, tras años de insistencia por parte de los fans, parece que por fin se harán realidad. 



Hablemos, entonces, de qué nos ha parecido a nosotros Black Adam.

La premisa argumental de la película es pasable y, si bien funciona sobre el papel, el resultado final deja que desear. Intergang, el grupo de mercenarios que hace las veces de antagonista, carece de entidad y trasfondo y solo sirve como representación de la opresión imperialista de una nación extranjera, sin embargo el guión no se molesta en darle profundidad. Es solo una etiqueta sin un fondo real.
Al mismo tiempo, es difícil mostrar mucho interés por el villano. No tiene excesivo desarrollo y su aspecto y personalidad iniciales no ayudan a creernos la amenaza que debería suponer. Su escaso tiempo en pantalla tampoco le beneficia, pero, sinceramente, no echamos en falta verlo más; habríamos preferido que se optara por otro villano o que se centraran directamente y desde un principio en lo que denominaremos su "forma final", dándole otro desarrollo.  

La trama del movimiento revolucionario de Kahndaq no tiene la profundidad necesaria, haciendo difícil interesarse por los personajes involucrados. Buena parte del protagonismo de esta sección recae en el personaje de Amón, que, para quien no lo sepa, en las viñetas acabaría convirtiéndose en el superhéroe juvenil Osiris. Su excesiva presencia nos ha parecido a ratos algo gratuita. Entendemos que el objetivo podría ser buscar un punto de vista humano a una historia cuyo protagonista se acerca más a una figura divina, pero no acaba de funcionar; un fenómeno parecido al ocurrido en las películas del Monsterverse y que denota una falta de ambición a la hora de dar el protagonismo pleno de la película a los personajes que les dan título.
Lo mismo podríamos decir del personaje de Adrianna, madre de Amón, quien también tiene su contrapartida y relevancia en los cómics. Ella cuenta con más implicación de la que en un primer momento se antoja necesaria en una película que tiene ya la compleja labor de presentar a Black Adam y, a su vez, a los miembros de la Sociedad de la Justicia. En ciertos momentos de la película (sin entrar en terreno spoilers) Adrianna es la encargada de tomar decisiones que atañen a la seguridad del mundo, imponiendo su criterio sobre el de la Sociedad de la Justicia. Si bien esto de nuevo sirve para dar pie a un mensaje anticolonialista, la ejecución es poco elaborada y cuesta mantener la incredulidad como espectador. El mensaje que se quiere transmitir es positivo, pero se tendría que haber tratado con la profundidad que merece. A su vez, introducir personajes de los cómics es genial y enriquecedor, pero solo si aportan algo al conjunto o tienen más profundidad que la de un personaje arquetípico; en este caso el del luchador por la libertad de su pueblo. Otra opción habría sido darle mayor peso a toda esta sección de la película, en detrimento de la presentación de la Sociedad de la Justicia, pero sinceramente la presencia del supergrupo en el film es un punto a favor para el mismo que no desecharíamos.

Por su parte, el humor no está todo lo bien medido que debería y desentona con otros aspectos del film. No es que haya un exceso constante, pero los gags son facilones y el alivio cómico prescindible. Aunque esto es una apreciación personal y dependerá de la percepción de cada uno.



A pesar de estos aspectos más cuestionables, hay momentos realmente disfrutables y logrados a lo largo de la película. Buen ejemplo de ello es la increíble presentación de Black Adam, así como las batallas que involucran a la Sociedad de la Justicia y, en definitiva, todo lo que tiene que ver con Dr. Destino. Hay cierta reminiscencia claramente intencionada a la cinematografía de Zack Snyder. Cuando este juego referencial funciona, nos encontramos ante un Black Adam que se mueve a velocidades supersónicas destrozando a sus enemigos brutalmente, como si estuviéramos ante una versión hardcore de El Hombre de Acero del 2013 que inevitablemente nos deja con ganas de que los estudios se atrevan con propuestas cinematográficas +18 en las que no tengan que sortear los límites impuestos por la calificación por edades. Ahora bien, cuando lo mismo no funciona, lo que nos queda son una serie de cámaras lentas sin sentido y de montajes musicales forzados. A excepción de estos momentos, que gustarán más o menos al espectador, la banda sonora original de la pelicula sabe transmitir la épica característica de los temas musicales asociados a los superhéroes de DC desde la época de Williams y Elfman.  

La sensación final es agridulce. Algunas de las escenas son pura acción superheroica de alto nivel. La Sociedad de la Justicia luce genial y todos sus miembros tienen el suficiente carisma como para dejar con ganas de más. Mención especial a Dr. Destino que, como todo el mundo está señalando, se roba la película. Todos los miembros del grupo demuestran mucha química entre ellos y la rivalidad que se establece entre Black Adam y Hawkman funciona de maravilla, igual que la amistad latente entre este último y el Dr. Destino. El mensaje crítico hacia la mentalidad supremacista de occidente, y concretamente de los Estados Unidos, es interesante y refrescante para una propuesta superheroica, y, si bien, tal y como ya hemos señalado, no está desarrollado del todo y no funciona la mayoría de las veces, sí que hay momentos en el que logra su cometido. Si se hubiera gestionado mejor, este elemento podría haber sido un claro punto a favor de la consistencia y el fondo de la película. A su vez, y como punto más importante, Black Adam es carismático e imponente, como en los cómics, y creemos que podría cargar sin problemas con el peso de la película si así lo hubiera establecido el guión. La elección de Dwayne Johnson como el superhéroe es acertada y consigue darle entidad al personaje, así que, en cierto modo, el espectador se queda con ganas de más, pero también de algo mejor.



Con lo dicho podemos concluir que la película tiene suficientes cosas buenas para que un visionado sin pretensiones sea disfrutable. También hay a su vez multitud de referencias para los fans de los cómics y se presenta un mundo de posibilidades futuras para el universo DC, pero no está de más exigir algo mejor de un producto que sin duda podría aspirar a más y tiene algunas carencias evidentes. 

Afortunadamente, Black Adam es un personaje con mucho recorrido en los cómics. Ejemplo de esto los tenemos en obras como Black Adam: El Reinado Oscuro, editado recientemente por ECC Cómics a modo de recopilatorio de algunas historias publicadas originalmente en la cabecera de la Sociedad de la Justicia. Aquí el camino de Black Adam se cruza con el del supergrupo, haciendo de esta lectura una opción ideal para disfrutar de una historia que comparte algunos de los principales personajes del film y que, en cierta medida, sirve como material fuente para el mismo.

Otra buena opción para quien se haya quedado con ganas de más (o quien quiera adentrarse directamente al personaje en lo que es su medio natural) es Black Adam: Auge y caída de un imperio, compendio de las aventuras del antihéroe en la mítica serie 52 y que nos cuenta una historia en la que la trinidad DCita formada por Batman, Superman y Wonder Woman ya no está, y Black Adam ha instaurado en su ausencia un régimen que gobierna Kahndaq con puño de hierro, formando una coalición con potencias extranjeras enemigas de los Estados Unidos, y se dedica a asesinar a los villanos que le desafían. Sin embargo, la aparición de Adrianna en el relato da inicio a un viaje de transformación en el que Black Adam deberá decidir si será solo un héroe y protector para Kahndaq y su gente o lo será también para el resto del mundo.

Una alternativa a estas dos lecturas, e igual de interesante, es Black Adam: La Edad Oscura, también editado recientemente por ECC a raíz del estreno de la película. En esta ocasión nos muestra a un Teth Adam sin poderes en su intento por resucitar a su amada muerta. Una aproximación diferente al personaje para los más curiosos.
No olvidéis tampoco echar un vistazo a la más reciente serie regular de Shazam, publicada durante los Nuevos 52 y que sirvió de inspiración para la película del superhéroe estrenada en el 2019. Esta historia enfrenta a Black Adam contra Shazam, algo que no creemos que tardaremos mucho en ver en cines.

Y por último, nos gustaría dedicar una mención especial al evento Maldad Eterna, en el que la Liga de la Justicia desaparece repentinamente y es sustituida por una versión malvada de la misma proveniente de otra realidad. A raíz de esto, a los villanos del universo DC no les queda otra que convertirse en protectores del mundo en ausencia de sus héroes, formando un grupo en el que Black Adam tiene un rol central junto a otros grandes villanos como Lex Luthor, Sinestro, Bizarro o Black Manta.

Recordad que estos cómics estan disponibles en tiendas Kame Kame y aquí, en nuestra web.

Rubén Pagán

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